SÍ EXISTIÓ LA ESTRELLA DE BELÉN Y LOS REYES MAGOS DEL ORIENTE... ¡LA CIENCIA POR FIN LO HA DEMOSTRADO!

por **Mysterio** Miér Abr 27, 2016 5:52 pm

SÍ EXISTIÓ LA ESTRELLA DE BELÉN Y LOS REYES MAGOS DEL ORIENTE...
¡LA CIENCIA POR FIN LO HA DEMOSTRADO!

Algunos escépticos han mencionado a la Estrella de Belén y a los Magos del Oriente, para poder burlarse de la Biblia y de la historia del Nacimiento del Señor Jesucristo.
Consideran que todo fue una leyenda, que la Estrella fue simplemente una alucinación religiosa.
Que los Magos no existieron ya que fueron fruto de la imaginación de San Mateo, y que plasmó en su Evangelio.
Pero... Los Magos de Oriente no son unos personajes que hayan sido creados por el mero capricho de siglos de tradición cristiana.
Su existencia, además de quedar bien testificada en el Evangelio, ahora es documentada por los descubrimientos arqueológicos que se han venido realizado últimamente en éste Siglo XXI, cerca de las ruinas de Babilonia, en Irak.
Esta extraordinaria e insólita revelación, se encuentra contenida en una tablilla de barro cocido que un equipo de arqueólogos hallaron y que desenterraron en dicho lugar, la cual tiene acuñados una serie de caracteres cuneiformes.
En dicho documento, que mide aproximadamente medio metro de largo por unos veinticinco centímetros de ancho, se habla de unas caravanas que llegaron a Betlehem (Belén), y que fueron guiadas por una estrella.
Y que junto con decenas de servidores y de esclavos, llegaron varios hombres (La tablilla no dice el número de ellos), que eran sabios, ricos, sacerdotes que conocían el movimiento de las estrellas, y que eran dirigentes de sus respectivos pueblos o países.
Eran reyes que se acercaban a Belén para celebrar un gran acontecimiento, y cuyos camellos estaban cargados de alimentos, de especias, telas finas, de oro, incienso y de mirra, entre otras cosas más.
Estos dirigentes son mencionados en la tablilla como ‘Magos’ y como ‘Sabios’. En ese entonces la astronomía y la astrología eran disciplinas gemelas.
Se menciona a un Gran Rey que acababa de nacer, y cuyo acontecimiento fue marcado por una estrella, la cual apareció en el horizonte.
Los mismos sabios o magos habían estado siguiendo ‘Las profecías antiguas de los judíos’, y, basándose en sus estudios coincidieron que la gran estrella era la conjunción de la ‘Estrella Grande’, (Júpiter), y de la ‘Estrella Dorada’, (Saturno), en la constelación de Piscis.
Esto ha llevado a una serie de cálculos matemáticos muy complejos y que las computadoras modernas revelan como el año 7 antes de Cristo.
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesucristo en tiempos del Censo del Imperio, que fue ordenado por César Augusto, en los últimos años del rey Herodes.
Por cierto, Herodes falleció el mes de marzo del año 4 antes de Cristo. Para los historiadores, Jesús nació unos siete años antes del año ‘Cero’.
El Evangelio de Mateo 2:2, relaciona el gran evento de Belén con la aparición de una Estrella particularmente luminosa en el cielo de Palestina.
La tablilla de arcilla da fe de ese hecho y agrega que los Magos eran una casta de dirigentes sacerdotes persas y babilonios.
Afrontaron un viaje de mil kilómetros con el objetivo de adorar a un recién nacido, a un niño que mencionan que es Rey de Reyes.
Por otra parte, la Historia dice que existen evidencias de que la aparición de la estrella de Belén sí existió.
El 17 de diciembre de 1603, un destacado astrónomo y matemático de la Corte de Rodolfo II de Habsburgo, llamado Johannes Kepler, al observar con su telescopio el acercamiento de Júpiter con Saturno en la constelación de Piscis, preguntó si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno.
Hizo cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 antes de Cristo.
Otra evidencia data del año de 1925 cuando el erudito alemán P. Schnabel descifró una escritura cuneiforme en una tablilla encontrada en las ruinas de un antiguo templo del sol, en Sippar, ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates, al norte de Babilonia.
Ahí también habla de la conjunción entre Júpiter y de Saturno en la constelación de Piscis, que tuvo lugar en el año 7 antes de Cristo.
Estos descubrimientos demuestran que la Estrella de Navidad de la que habla el Evangelio de Mateo sí existió.
Por lo tanto, la información contenida en ésta última tablilla, de la que trata éste artículo, y que fue encontrada en el 2005, cuya información se ha dado a conocer en el 2007, hace lógica la decisión de los Magos de emprender un largo viaje hasta Jerusalén para buscar al Mesías recién nacido.
En el Vaticano, el rector de la Pontificia Universidad Gregoriana, Giovanni Magnani, comentó: “En la antigua astrología, Júpiter era considerado como la Gran Estrella del Príncipe del Mundo y la constelación de Piscis como el signo del Final de los Tiempos.
“El planeta Saturno era considerado en Oriente como la Estrella de Palestina. Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecerá ese año en Palestina.
“Con esta expectativa llegan los Magos a Jerusalén, preguntando: ‘¿Dónde está el Rey de los judíos que ya ha nacido?’...
“La conjunción de los dos planetas en la constelación de Piscis explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio.
“En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur de modo que los Magos de Oriente al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían enfrente.
“Esta reciente revelación sobre la realidad histórica de esos sucesos nos deben hacer sentir a los creyentes muy complacidos de las cosas que por fe hemos creído durante tanto tiempo, pero que ahora han sido confirmadas por la misma ciencia”...