El Juego de la Taba

Se juega entre 2 personas y se prepara un campo de juego que se caracteriza, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "queso". Este se divide en 2 partes, mediante una línea bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debe tomar una distancia de aproximadamente 6 metros (en algunos casos es de 7 metros) con tablas a los costados que delimitan el terreno. Se enfrentan y cada jugador toma su posición para lanzar la taba hacia el queso y debe pasar la línea hacia el lado contrario. Si no sobrepasa la línea, repite el tiro.

La Taba puede caer en diferentes posiciones:

Con la parte lisa hacia arriba: SUERTE. Es ganadora
Con la parte hueca hacia arriba: CULO. Es perdedora
En forma vertical, llamada PININO (algunos le llaman "pinini"), que es siempre ganadora y se puede pagar doble o triple, pero únicamente cuando ambos jugadores se ponen de acuerdo en jugar con esta posición. Cualquier otra posición en que caiga la taba no es válida.

En base a este juego es que se desarrolla esta trágica y misteriosa historia. Su protagonista es Un estanciero, que trataba cruelmente a sus esclavos, una noche producto del alcohol decidió jugar a la taba con su lacayo mulato y con apuestas de por medio.

Lo que el patrón no esperó fue que su contrincante contaba con gran suerte esa noche y fue ganando poco a poco una gran suma de dinero a su patrón. Este no pudo soportar la idea de haber perdido contra su propio súbdito, por lo que sumamente enfurecido jugó una última partida, y apostó todo su capital en ello, incluso el propio campo en que se encontraba. El mulato se vio favorecido una vez más y ganó la propiedad, a lo que el estanciero, hombre fiel a su palabra, entregó sus pertenencias.

Sin embargo, en su interior, el patrón no fue capaz de asumir la derrota, por lo que esperó a que el mulato cayera dormido, se presentó donde se encontraba y lo asesinó a puñaladas. Muda testigo de los hechos, la taba permanecía sobre una mesa de mármol en la habitación donde se consumó el crimen. Cuando el estanciero recupera sus bienes decide enterrar la taba que tantas penas y apremios había causado, también como una forma de acallar la culpa..

A la mañana siguiente, sin embargo, la taba volvió a parecer en la misma mesa de mármol, imperturbable. Una y otra vez sucedió esto, , como acusador recordatorio de lo sucedido, cuando el hombre volvía a enterrarla. Hasta que finalmente optó por guardarla con llave en un baúl y despidió a todo aquel que conociera su historia, desconfiado de una broma recurrente. La taba, no obstante, seguía apareciendo en el mismo lugar.

Poco tiempo después el estanciero fue hallado muerto, aparentemente por mano propia y a causa de la aparición pertinaz del incriminador objeto, que desde entonces no volvió a reaparecer.