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El libro de Raziel
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El libro de Raziel
El libro del ángel Raziel (Sefer Raziel HaMalakh) es un libro prohibido dedicado a la práctica de la Cábala y la magia arcana. Su forma más conocida proviene de una traducción latina de la Edad Media llamada: Liber Razielis Archangeli. El texto original está escrito en hebreo y arameo.
Según los mitos hebreos, El libro del ángel Raziel es aquel libro esotérico que el ángel Raziel le entregó a Adán tras ser expulsado del Paraíso.
A pesar de esta referencia, El libro del ángel Raziel no ha podido ser rastreado más allá del siglo XIII de nuestra era, aunque se sospecha que gran parte de su contenido es notablemente más antiguo.
El libro del ángel Raziel está dividido en seis capítulos o libros menores dedicados al misticismo, angelología, astrología, encantamientos, y distintos oficios relacionados con el ocultismo, como la creación de talismanes y amuletos mágicos. Sin dudas lo más interesante del libro es la Plegaria de Adán, un raro ejemplo de la mitología adánica que proviene del también mítico Libro de Adán (Sefer Adam).
Curiosamente, El libro del ángel Raziel inspiró fuertemente el renacimiento mágico de Alemania, así como de las obras nigrománticas más abominables del período. Aquellos que no sabemos leer hebreo, con excepción de algún acierto azaroso, debemos conformarnos con breves y a menudo cuestionables traducciones fragmentarias del libro, por ejemplo, las que del nigromante Johannes Hartlieb, Nicolás de Cusa, Konrad Bollstatter y algunas páginas del De Arte Cabbalistica, donde el ángel Raziel es reemplazado por Rafael.
Ahora bien, ¿quién es este misterioso ángel Raziel?
Su nombre nos dice algo acerca del rol que ocupa en la dinámica cósmica. Raziel significa literalmente "Secreto de Dios", aunque suele aparecer en la literatura mística bajo los epítetos: El guardián de los secretos y el Ángel de los misterios.
Raziel es un arcángel, pero también un miembro ilustre de los Ophanim, una casta de ángeles que custiodia el trono de Dios; y jefe de los Erelim; una raza angélica incorruptible.
En algunos textos Raziel es llamado Galizur, el "revelador de la roca"; y se lo ubica como el príncipe regente del segundo cielo, esto es, la "realidad" inmediatamente inferior a la que orbita sobre Dios.
Raziel es, sobre todo, un ángel del conocimiento. Siempre aparece relacionado con alguna revelación a los hombres. Algunas tradiciones incluso sostienen que Raziel es el único confidente de Dios, es decir, la única criatura en el universo a la que Dios se atreve a comentarle sus designios.
Adicionalmente, Raziel asiste a todos los Hayythot, las "criaturas sagradas" que sostienen la creación; para algunos, una estirpe de ángeles estructurales, para otros, fuerzas primordiales que el Señor ha colocado para gobernar las leyes físicas que sostienen el universo.
Según el mito, Raziel estuvo al lado de Dios cuando Adán y Eva comieron del árbol prohibido. Aquella transgresión fue castigada con el exilio del Edén, pero Raziel, que amaba sinceramente a Adán y a Eva, apeló la sentencia divina y le solicitó a Dios que le permitiese ayudarlos en la ardua tarea de sobrevivir en una tierra extraña y llena de peligros.
Dios accedió a este pedido, y le preguntó a Raziel de qué forma pensaba ayudar a Adán y a Eva. Una de las condiciones del exilio, aclaró, era la total ausencia de asistencia directa. El ángel, cuya tarea hasta entonces consistía en escribir cada discurso y palabra de Dios y que, por lo tanto, era el ser que mejor conocía las encrucijadas y grietas del pensamiento divino, sugirió que la mejor forma de ayudar a Adán y Eva sin contravenir el castigo era mediante un libro.
Así nació El libro del ángel Raziel. En sus páginas se esconde un secreto que solo Dios, Raziel y un puñado de locos y profetas han logrado descifrar. El libro es, en definitiva, un mapa para encontrar el camino de regreso hacia el Edén, pero sobre todo un sistema filosófico para entender el pensamiento de Dios.
Adán recibió El libro del ángel Raziel y lo leyó junto a Eva. Pero el ángel, feliz de haber intervenido venturosamente en la tragedia, le comentó la existencia del libro a un grupo de ángeles menores, que se sintieron celosos de que Dios les haya entregado ese faro de conocimiento a dos mortales que habían contravenido sus órdenes.
Los ángeles atacaron el campamento de Adán y Eva y arrojaron el libro a un pozo sin nombre. Dios se enteró de la osadía pero no castigó a los usurpadores, tampoco a Raziel; en cambio le ordenó al ángel Rahab que restituyera el libro a Adán y a Eva, aunque algunas páginas se perdieron irremediablemente en la oscuridad.
El libro del ángel Raziel pasó de generación en generación hasta llegar a Enoc, quien además de denunciar los hechos escandalosos de la Segunda Guerra de los Ángeles, llamó a Raziel bajo el nombre Metatron. Al morir Enoc el libro le fue entregado a Noé de manos del arcángel Rafael, cuya sabiduría fue utilizada para construir el Arca, y finalmente terminó en poder del rey Salomón.
Podemos pensar en El libro del ángel Raziel como una especie de manual de supervivencia. Efectivamente, al ser expulsados del Edén, tanto Adán como Eva desconocían las leyes naturales que rigen sobre el mundo. En el Paraíso, todo les era dado de forma natural, pero fuera de sus confines las cosas se tornaron mucho más difíciles. El libro del ángel Raziel les permitió -según la tradición- entender las leyes espirituales que rigen sobre la vida en la Tierra, así como el ciclo de las estrellas y su influencia en las criaturas vivas de nuestro mundo.
Adicionalmente, El libro del ángel Raziel se encarga de explicar el poder de la palabra y de los pensamientos del alma aprisionada en el cuerpo físico. Las 22 letras del alfabeto hebreo funcionan aquí como complejos engranajes que, colocados en el orden correcto, son capaces de dominar cada aspecto de la creación.
Algunos sostienen que fue el propio Dios quien condenó El libro del ángel Raziel al olvido. Exégetas de probada osadía comentan que sus páginas ocultan el verdadero nombre de Dios. Según la leyenda, quien sea capaz de pronunciarlo tendrá un poder absoluto sobre el destino del universo. Tal vez por eso el Señor atiende solo unos puñado de ruegos, acaso temiendo que una combinación azarosa en las plegarias que ascienden al cielo como delgadas volutas de humo consigan pronunciar lo impronunciable.
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