Conectarse
Temas similares
¡UN FANTASMA DE ULTRATUMBA!
Drarknillion :: Foro Principal :: Cuartos :: Misterios y enigmas :: Fantasmas
Página 1 de 1.
¡UN FANTASMA DE ULTRATUMBA!
UN NIÑO MISTERIOSO SE ME APARECIÓ…
¡UN FANTASMA DE ULTRATUMBA!
Jessica Lorena, de dieciocho años de edad, nos contó un caso sobrenatural que le pasó hace casi un año. Esto fue lo que dijo en una entrevista en Plaza Galerías, cuando realizaba sus compras navideñas junto con su familia…
“Pude ver el fantasma de un niño, en la casa de Lola sentí su presencia y hasta me tocó. Pero cuando lo vi, mi carne se erizó de miedo”...
Ordenando sus ideas, comenzó su relato: “La mejor amiga de mi mamá que se llama Lola, tiene una casa en el Estado de México cerca de Toluca.
“En una ocasión estábamos allí, mis hermanos, la señora del servicio que estaba preparándonos el almuerzo, y yo.
“Eran como las 11 de la mañana y yo les hacía preguntas a dos amigos de mis hermanos que vivían en ésta casa, ya que participábamos en un juego de mesa.
“Los coloqué a cada uno en cuartos separados para que no hicieran trampa aconsejándose.
“Y mientras me respondían, yo caminaba por el corredor mirando los cuadros que estaban colgados.
“Estaba distraída y de pronto, oí que alguien me hablaba: “¡Jessica Lorena!”. Siempre pido que todos me digan “Lorena”, porque el “Jessica” no me gusta.
“Mi familia y amigos me dicen Lorena, pero las amigas de mi mamá, Jessica Lorena.
“Entonces al escuchar que me llamaban, dije: “¿Quién dijo mi nombre?”, pero nadie me contestó.
“Fue una voz cavernosa, como de ultratumba, un susurro pero muy claro. Fui a donde estaban los muchachos y les pregunté mirándolos a los ojos que quién me había llamado.
“Cada uno de ellos me respondió: “Yo no fui”.
“Estaban en cuartos separados. Cada cuarto está como a unos seis metros alejados de los otros por un pasillo. No les creí y pensé que me estaban haciendo una broma. Dejé las cosas así.
“Seguí caminando por el pasillo, haciendo más preguntas y volvieron a decir mi nombre. Esta vez volteé a ver y no había nadie, y volví a preguntarles de nuevo a los muchachos.
“Yo me sentía un poco molesta y me dijo uno de los amigos de mis hermanos entre risas: “Ese fue Adolfo”. Extrañada, le pregunté: “¿Cuál Adolfo?”.
“Se me quedó mirando y me contestó: “¡Pues Adolfo!”, y no me dijo nada más.
“Tratando de llevar la fiesta en paz, yo le dije: “Bueno, sigue con tus respuestas que ya va ser hora de irme”.
“El otro amigo de mis hermanos seguía en su habitación, y no dijo nada más.
“Confieso que ya estaba un poco nerviosa, pero seguía en el corredor, y cuando sentí que me jalaron la cintura del pantalón por la parte de atrás, en ese momento pegué un grito.
“Yo no estaba en ése momento para bromas. Me recorrió un frío por todo el cuerpo pues me di cuenta que esto ya no era normal.
“No había nadie conmigo en el corredor, y los chicos estaban cada uno en su cuarto.
“No sentí ninguna mano o algo por el estilo… ¡No había nadie detrás de mí!
“Ya no aguanté más, y estaba muy nerviosa, enojada o asustada, no se muy bien, y le dije a los chamacos:
“Su tal Adolfo me acaba de jalar el pantalón. No sé qué sea, pero mejor me voy”.
“Tomé mi bolso de mano, las llaves del carro, y me fui a mi casa lo más rápido que pude. Reconozco que yo iba muy asustada. Cuando volvió mi mamá de su trabajo, le conté lo que me pasó.
“Sonrió y me dijo: “¡Ah!, Adolfo” y le contesté: “¿Y quien es ése tal Adolfo?”.
“Ella me contestó muy tranquilamente: “¡Pues el fantasma que le cuida la casa a Lola!”.
“Me quedé con la boca muy abierta y mi madre me miró muy divertida. Era obvio que ella no creía en cuentos de fantasmas, pero yo había tenido una experiencia que realmente me espantó mucho.
“Me contó un montón de cosas sobre el famoso Adolfo que me quedé sin habla… ¿Pero cómo era posible que nadie me había dicho nada de eso antes?
“Pronto, me vine a México, y voy a Toluca en vez en cuando. Solo en una ocasión me quedé ahí a dormir con mi prima después de mucha insistencia.
“Me sucedió otra experiencia sobrenatural que contaré más adelante, pero ahora quiero relatar como tomó esa familia la existencia del fantasma.
“Lola, la amiga de mi mamá, me ha contado un montón de cosas que le han pasado. He de aclarar que ellos le pusieron Adolfo para llamarlo de alguna manera porque vive con ellos.
“Lola me platicó que todo eso empezó cuando recién se cambiaron a la casa.
“Al principio eran sensaciones extrañas, una brisa salida de la nada, una sombra, o algún ruido raro, pero como todos ellos son bastante incrédulos, no le dieron mucha importancia.
“Luego, la señora del servicio se quejaba con Lola de que se le perdían las cosas. Por ejemplo, que de pronto había dejado un plato a la derecha y luego éste se encontraba a la izquierda, o le cerraban los cajones y las puertas de la alacena en la cocina, o que sentía como si alguien estuviera con ella.
“Algunas sirvientas no resistían y dejaban el trabajo. Lola no ponía mucha atención a todas éstas manifestaciones, y al contrario, hacía bromas.
“Sin embargo, un día estaba Lola en su tocador peinándose, cuando dejo su cepillo de cabello a un lado y de pronto, apareció al otro lado. Ella dijo que ahí sí le dio un poco de temor.
“¡Luego otro día, le acariciaron literalmente el muslo mientras estaba de nuevo frente al tocador!
“Con el paso de los días y de las semanas, como las manifestaciones extrañas aumentaron más y más, decidieron ponerle un nombre al fantasma y que se llamaría Adolfo.
“De las cosas más curiosas que me ha contado Lola, fue un día que estaban de viaje, quedándose la familia que cuida y que vive en una casita cercana, como a veinte metros de la casa grande.
“Al regresar Lola, le contaron que durante dos noches, había pasado algo muy extraño. Como a las dos de la mañana escucharon mucho ruido en la casa grande y cuando salieron a ver qué pasaba, estaban todas las luces prendidas.
“La televisión y el equipo de sonido también estaban encendidos y un gran escándalo en la cocina que… ¡Válgame Dios!
“¡Parecía que alguien había hecho una fiesta ahí adentro, pero lo que más los espantó es que no había nadie en la casa y que todo estaba cerrado!
“Muy decidido, el esposo de doña Lola tomó las llaves, entraron, apagaron todas las luces y revisaron todo. No faltaba nada, no había nada roto… ¡Y por supuesto, no había nadie!
“Lola estaba muy extrañada, y la conclusión que sacaron fue que seguramente alguien había tratado de ingresar a la casa a robar, y Adolfo había hecho todo ese gran escándalo para avisarles a ellos, los que cuidaban la casa.
“Todos ellos piensan que el tal Adolfo cuida de la casa. ¡Pero a mi no me queda duda de que es uno de esos fantasmas chocarreros que les gusta asustar a la gente extraña, como lo hizo conmigo!
“Una noche, me quede con mi prima a dormir en una de las habitaciones. Serían como las tres de la mañana cuando me levante para ir a tomar un poco de agua y cruce el pasillo.
“Al llegar al salón, alcancé a ver con el rabillo del ojo cómo había una pequeña silueta con camisón blanco sentada en un sillón. Lo vi de perfil y al pasar me dijo: “Hola”.
“Sentí un escalofrió que recorrió mi cuerpo…
Al regresar a la habitación me le quede mirando más fijamente a esa figura pensando que sería Adolfo.
“Entonces el espectro dio la vuelta como para poder verme mejor, y sonriendo me dijo: “Qué gusto de volverte a ver”.
“Sus ojos centelleaban como llamas de fuego y sus dientes brillaban. Una mueca diabólica deformó su rostro y vi que flotaba en el aire.
“Me quede paralizada en el sitio hasta que pude mover los pies del suelo, y salí corriendo al cuarto donde estaba mi prima. La hice ir al salón conmigo pero allí no había nadie.
“Ella no me creyó, pero finalmente yo se que vi a aquella alma en pena del niño llamado Adolfo. He decidido no volver a ésa casa nunca más, ni aunque me invitaran o me pagaran”…
¡UN FANTASMA DE ULTRATUMBA!
Jessica Lorena, de dieciocho años de edad, nos contó un caso sobrenatural que le pasó hace casi un año. Esto fue lo que dijo en una entrevista en Plaza Galerías, cuando realizaba sus compras navideñas junto con su familia…
“Pude ver el fantasma de un niño, en la casa de Lola sentí su presencia y hasta me tocó. Pero cuando lo vi, mi carne se erizó de miedo”...
Ordenando sus ideas, comenzó su relato: “La mejor amiga de mi mamá que se llama Lola, tiene una casa en el Estado de México cerca de Toluca.
“En una ocasión estábamos allí, mis hermanos, la señora del servicio que estaba preparándonos el almuerzo, y yo.
“Eran como las 11 de la mañana y yo les hacía preguntas a dos amigos de mis hermanos que vivían en ésta casa, ya que participábamos en un juego de mesa.
“Los coloqué a cada uno en cuartos separados para que no hicieran trampa aconsejándose.
“Y mientras me respondían, yo caminaba por el corredor mirando los cuadros que estaban colgados.
“Estaba distraída y de pronto, oí que alguien me hablaba: “¡Jessica Lorena!”. Siempre pido que todos me digan “Lorena”, porque el “Jessica” no me gusta.
“Mi familia y amigos me dicen Lorena, pero las amigas de mi mamá, Jessica Lorena.
“Entonces al escuchar que me llamaban, dije: “¿Quién dijo mi nombre?”, pero nadie me contestó.
“Fue una voz cavernosa, como de ultratumba, un susurro pero muy claro. Fui a donde estaban los muchachos y les pregunté mirándolos a los ojos que quién me había llamado.
“Cada uno de ellos me respondió: “Yo no fui”.
“Estaban en cuartos separados. Cada cuarto está como a unos seis metros alejados de los otros por un pasillo. No les creí y pensé que me estaban haciendo una broma. Dejé las cosas así.
“Seguí caminando por el pasillo, haciendo más preguntas y volvieron a decir mi nombre. Esta vez volteé a ver y no había nadie, y volví a preguntarles de nuevo a los muchachos.
“Yo me sentía un poco molesta y me dijo uno de los amigos de mis hermanos entre risas: “Ese fue Adolfo”. Extrañada, le pregunté: “¿Cuál Adolfo?”.
“Se me quedó mirando y me contestó: “¡Pues Adolfo!”, y no me dijo nada más.
“Tratando de llevar la fiesta en paz, yo le dije: “Bueno, sigue con tus respuestas que ya va ser hora de irme”.
“El otro amigo de mis hermanos seguía en su habitación, y no dijo nada más.
“Confieso que ya estaba un poco nerviosa, pero seguía en el corredor, y cuando sentí que me jalaron la cintura del pantalón por la parte de atrás, en ese momento pegué un grito.
“Yo no estaba en ése momento para bromas. Me recorrió un frío por todo el cuerpo pues me di cuenta que esto ya no era normal.
“No había nadie conmigo en el corredor, y los chicos estaban cada uno en su cuarto.
“No sentí ninguna mano o algo por el estilo… ¡No había nadie detrás de mí!
“Ya no aguanté más, y estaba muy nerviosa, enojada o asustada, no se muy bien, y le dije a los chamacos:
“Su tal Adolfo me acaba de jalar el pantalón. No sé qué sea, pero mejor me voy”.
“Tomé mi bolso de mano, las llaves del carro, y me fui a mi casa lo más rápido que pude. Reconozco que yo iba muy asustada. Cuando volvió mi mamá de su trabajo, le conté lo que me pasó.
“Sonrió y me dijo: “¡Ah!, Adolfo” y le contesté: “¿Y quien es ése tal Adolfo?”.
“Ella me contestó muy tranquilamente: “¡Pues el fantasma que le cuida la casa a Lola!”.
“Me quedé con la boca muy abierta y mi madre me miró muy divertida. Era obvio que ella no creía en cuentos de fantasmas, pero yo había tenido una experiencia que realmente me espantó mucho.
“Me contó un montón de cosas sobre el famoso Adolfo que me quedé sin habla… ¿Pero cómo era posible que nadie me había dicho nada de eso antes?
“Pronto, me vine a México, y voy a Toluca en vez en cuando. Solo en una ocasión me quedé ahí a dormir con mi prima después de mucha insistencia.
“Me sucedió otra experiencia sobrenatural que contaré más adelante, pero ahora quiero relatar como tomó esa familia la existencia del fantasma.
“Lola, la amiga de mi mamá, me ha contado un montón de cosas que le han pasado. He de aclarar que ellos le pusieron Adolfo para llamarlo de alguna manera porque vive con ellos.
“Lola me platicó que todo eso empezó cuando recién se cambiaron a la casa.
“Al principio eran sensaciones extrañas, una brisa salida de la nada, una sombra, o algún ruido raro, pero como todos ellos son bastante incrédulos, no le dieron mucha importancia.
“Luego, la señora del servicio se quejaba con Lola de que se le perdían las cosas. Por ejemplo, que de pronto había dejado un plato a la derecha y luego éste se encontraba a la izquierda, o le cerraban los cajones y las puertas de la alacena en la cocina, o que sentía como si alguien estuviera con ella.
“Algunas sirvientas no resistían y dejaban el trabajo. Lola no ponía mucha atención a todas éstas manifestaciones, y al contrario, hacía bromas.
“Sin embargo, un día estaba Lola en su tocador peinándose, cuando dejo su cepillo de cabello a un lado y de pronto, apareció al otro lado. Ella dijo que ahí sí le dio un poco de temor.
“¡Luego otro día, le acariciaron literalmente el muslo mientras estaba de nuevo frente al tocador!
“Con el paso de los días y de las semanas, como las manifestaciones extrañas aumentaron más y más, decidieron ponerle un nombre al fantasma y que se llamaría Adolfo.
“De las cosas más curiosas que me ha contado Lola, fue un día que estaban de viaje, quedándose la familia que cuida y que vive en una casita cercana, como a veinte metros de la casa grande.
“Al regresar Lola, le contaron que durante dos noches, había pasado algo muy extraño. Como a las dos de la mañana escucharon mucho ruido en la casa grande y cuando salieron a ver qué pasaba, estaban todas las luces prendidas.
“La televisión y el equipo de sonido también estaban encendidos y un gran escándalo en la cocina que… ¡Válgame Dios!
“¡Parecía que alguien había hecho una fiesta ahí adentro, pero lo que más los espantó es que no había nadie en la casa y que todo estaba cerrado!
“Muy decidido, el esposo de doña Lola tomó las llaves, entraron, apagaron todas las luces y revisaron todo. No faltaba nada, no había nada roto… ¡Y por supuesto, no había nadie!
“Lola estaba muy extrañada, y la conclusión que sacaron fue que seguramente alguien había tratado de ingresar a la casa a robar, y Adolfo había hecho todo ese gran escándalo para avisarles a ellos, los que cuidaban la casa.
“Todos ellos piensan que el tal Adolfo cuida de la casa. ¡Pero a mi no me queda duda de que es uno de esos fantasmas chocarreros que les gusta asustar a la gente extraña, como lo hizo conmigo!
“Una noche, me quede con mi prima a dormir en una de las habitaciones. Serían como las tres de la mañana cuando me levante para ir a tomar un poco de agua y cruce el pasillo.
“Al llegar al salón, alcancé a ver con el rabillo del ojo cómo había una pequeña silueta con camisón blanco sentada en un sillón. Lo vi de perfil y al pasar me dijo: “Hola”.
“Sentí un escalofrió que recorrió mi cuerpo…
Al regresar a la habitación me le quede mirando más fijamente a esa figura pensando que sería Adolfo.
“Entonces el espectro dio la vuelta como para poder verme mejor, y sonriendo me dijo: “Qué gusto de volverte a ver”.
“Sus ojos centelleaban como llamas de fuego y sus dientes brillaban. Una mueca diabólica deformó su rostro y vi que flotaba en el aire.
“Me quede paralizada en el sitio hasta que pude mover los pies del suelo, y salí corriendo al cuarto donde estaba mi prima. La hice ir al salón conmigo pero allí no había nadie.
“Ella no me creyó, pero finalmente yo se que vi a aquella alma en pena del niño llamado Adolfo. He decidido no volver a ésa casa nunca más, ni aunque me invitaran o me pagaran”…
Mysterio- Guardian de Drarknillion
- Cantidad de envíos : 234
Puntos : 3693
Reputación : 0
Fecha de inscripción : 22/04/2016
Edad : 33
Localización : Agazapado Entre las Sombras
Drarknillion :: Foro Principal :: Cuartos :: Misterios y enigmas :: Fantasmas
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.