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¡UNA PRESENCIA TENEBROSA!
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¡UNA PRESENCIA TENEBROSA!
¡UNA PRESENCIA TENEBROSA!
He aquí un testimonio dado por una jovencita peruana de nombre Maritoña Armendáriz de 17 años de edad, quien vivió un suceso sobrenatural a los 9.
Aunque algunos psicólogos han declarado que lo que le pasó fue una jugarreta de su mente debido a muchas presiones vividas en su casa y en su escuela, ya que sus padres la regañaban continuamente y sus compañeros de colegio se burlaban de ella, ya que padecía de un cierto grado de cojera.
Maritoña contó: “Desde pequeña, he podido ver cosas extrañas y escuchar ruidos que los demás no pueden oír.
“Muchas veces he visto una silueta, como una sombra negra que se desliza por las paredes y que busca la oscuridad. Se trata de una rara presencia como de medio metro que flota en el aire.
“Nunca le he visto la cara, ni la mayor parte del cuerpo. Cada vez que se presenta como una sombra furtiva, me quedo como paralizada. Al principio me llenaba de terror y me ponía a gritar como loca.
“Ahora que ya soy una joven, y aunque en vez en cuando vuelvo a ver a ese ente misterioso, ya no me asusto tanto. Sólo dejo que se aleje y finjo no darme cuenta de él.
“Todo comenzó en el año de 1997. Yo tenía 9 años de edad y a muy poco tiempo después de que había fallecido mi abuela, quien había sido una gran médium espiritista, todas las noches empecé a oír y a ver muchas cosas muy raras.
“A veces oía voces y veía muchas cosas. Lo que escuchaba eran susurros que me llamaban y lo que veía era una silueta negra que flotaba en el aire, que me decía ‘ven’, y yo me negaba.
“Pero una vez, la figura trató de tomar mi brazo y yo me alejé como pude, y a partir de ahí todas las noches algo o alguien me llamaba en el pasillo.
“Nadie mas podía ver ni oír todo lo que a mí me estaba pasando en mi casa. Solamente yo.
“Cuando estaba en el pasillo tenia una sensación muy fuerte cuando miraba los espejos que se ponían negros, totalmente negros, y caminaba todo el largo pasillo que desembocaba a la recámara de mi difunta abuela, pero no entraba a ése cuarto.
“Recuerdo que en las noches yo me levantaba, como impulsada por algo o por alguien, y caminaba por el pasillo, de aquí para allá hasta que mi madre se levantaba y me llevaba a la cama.
“Una noche, como a las dos de la madrugada yo estaba durmiendo y me desperté asustada. No sé por qué pero algo me incitó a ir hacia el pasillo.
“Me levanté y descalza me dirigí ahí, y cuando llegue, vi algo que venía detrás de mí.
“Parecía la silueta de una mujer, que vagamente me recordó a mi abuela.
“Eso se alejó hacia la recámara de mi abuela, y mis piernas la siguieron en contra de mi voluntad… Yo me puse a llorar, pero seguí caminando tras ella cada vez más rápido.
“Cuando estaba a punto de entrar a la recámara de la abuela, en donde la silueta se había metido, la fuerza que me aprisionaba y que me hacía caminar, me soltó y pude echarme a correr a mi recámara donde me puse a llorar.
“Mis sollozos llegaron hasta el cuarto de mamá y se levantó presurosa para ir hasta donde yo estaba, e incrédula escuchó todo mi relato.
“Ella pensó que había sido una pesadilla, pero notó muy mojado el pantalón de mi pijama…
“¡Con el miedo, me había “ganado” en mi ropa, y justamente la mancha de orina estaba en el suelo, ante la puerta del cuarto cerrado de la abuela!
“Ante todo ello, mamá se puso seria y se puso a cuidarme en las noches, quedándose a dormir a mi lado… ¡Pero los sucesos siguieron!
“En las noches siguientes, aunque mi madre ya dormía conmigo, empecé a oír unos ruidos extraños. Asomé un poco la cabeza, pues la tenía cubierta con las sábanas, pero no veía a nadie.
“Pasó un mes y todo volvió a la normalidad… Volví a dormir sola.
“Una noche después, me desperté y vi algo muy extraño, como un niño pequeño que estaba de pie a mi lado derecho de la cama.
“Pensé que era mi hermanito quien dormía con mis padres pero cuando aquello comenzó a moverse, pude verlo mas claramente.
“¡Era un ser de muy corta estatura, de no más de medio metro de altura!
“Nunca le vi la cara ni la mayor parte del cuerpo pues era una silueta difusa, negra, como el humo que sale de un cigarro.
“Alcancé a verle sus manos, flacas, cadavéricas, y esa cosa se acercó lentamente a la cama. El terror me inmovilizó sólo veía cómo poco a poco se me iba acercando… acercando… acercando…
“Pegué un fuerte grito y mis padres acudieron a mi cuarto. Ellos vieron la silueta que se alejaba hacia el cuarto de la abuela. Yo me había desmayado.
“Mis padres vieron un par de veces más la rara silueta por las noches y trajeron a un sacerdote para que bendijera la casa.
“No voy a decir que la silueta se fue totalmente. Todavía ahora, a mis diecisiete años, muy en vez en cuando la llego a ver, pero procuro no hacerle caso.
“Ahora comprendo que la culpa es de mi abuela, por estar jugando con los espíritus… ¿O acaso serán los demonios? Mis padres y mi hermano jamás han visto ya a la silueta negra, excepto yo.
“Ese cuarto trasero que era de la abuela, ya fue derrumbado y ahora es un lúgubre patio donde se guarda material de construcción y cascajo.
“Los vecinos nos han dicho que hasta la fecha, por las noches y de vez en cuando, ven extrañas luces, escuchan ruidos, y miran que de reojo se alcanza a distinguir una silueta que se pierde entre los escombros.
“¡Y que hasta se escucha un sollozo femenino, apagado, que se va alejando y que se disuelve en la oscuridad!”…
He aquí un testimonio dado por una jovencita peruana de nombre Maritoña Armendáriz de 17 años de edad, quien vivió un suceso sobrenatural a los 9.
Aunque algunos psicólogos han declarado que lo que le pasó fue una jugarreta de su mente debido a muchas presiones vividas en su casa y en su escuela, ya que sus padres la regañaban continuamente y sus compañeros de colegio se burlaban de ella, ya que padecía de un cierto grado de cojera.
Maritoña contó: “Desde pequeña, he podido ver cosas extrañas y escuchar ruidos que los demás no pueden oír.
“Muchas veces he visto una silueta, como una sombra negra que se desliza por las paredes y que busca la oscuridad. Se trata de una rara presencia como de medio metro que flota en el aire.
“Nunca le he visto la cara, ni la mayor parte del cuerpo. Cada vez que se presenta como una sombra furtiva, me quedo como paralizada. Al principio me llenaba de terror y me ponía a gritar como loca.
“Ahora que ya soy una joven, y aunque en vez en cuando vuelvo a ver a ese ente misterioso, ya no me asusto tanto. Sólo dejo que se aleje y finjo no darme cuenta de él.
“Todo comenzó en el año de 1997. Yo tenía 9 años de edad y a muy poco tiempo después de que había fallecido mi abuela, quien había sido una gran médium espiritista, todas las noches empecé a oír y a ver muchas cosas muy raras.
“A veces oía voces y veía muchas cosas. Lo que escuchaba eran susurros que me llamaban y lo que veía era una silueta negra que flotaba en el aire, que me decía ‘ven’, y yo me negaba.
“Pero una vez, la figura trató de tomar mi brazo y yo me alejé como pude, y a partir de ahí todas las noches algo o alguien me llamaba en el pasillo.
“Nadie mas podía ver ni oír todo lo que a mí me estaba pasando en mi casa. Solamente yo.
“Cuando estaba en el pasillo tenia una sensación muy fuerte cuando miraba los espejos que se ponían negros, totalmente negros, y caminaba todo el largo pasillo que desembocaba a la recámara de mi difunta abuela, pero no entraba a ése cuarto.
“Recuerdo que en las noches yo me levantaba, como impulsada por algo o por alguien, y caminaba por el pasillo, de aquí para allá hasta que mi madre se levantaba y me llevaba a la cama.
“Una noche, como a las dos de la madrugada yo estaba durmiendo y me desperté asustada. No sé por qué pero algo me incitó a ir hacia el pasillo.
“Me levanté y descalza me dirigí ahí, y cuando llegue, vi algo que venía detrás de mí.
“Parecía la silueta de una mujer, que vagamente me recordó a mi abuela.
“Eso se alejó hacia la recámara de mi abuela, y mis piernas la siguieron en contra de mi voluntad… Yo me puse a llorar, pero seguí caminando tras ella cada vez más rápido.
“Cuando estaba a punto de entrar a la recámara de la abuela, en donde la silueta se había metido, la fuerza que me aprisionaba y que me hacía caminar, me soltó y pude echarme a correr a mi recámara donde me puse a llorar.
“Mis sollozos llegaron hasta el cuarto de mamá y se levantó presurosa para ir hasta donde yo estaba, e incrédula escuchó todo mi relato.
“Ella pensó que había sido una pesadilla, pero notó muy mojado el pantalón de mi pijama…
“¡Con el miedo, me había “ganado” en mi ropa, y justamente la mancha de orina estaba en el suelo, ante la puerta del cuarto cerrado de la abuela!
“Ante todo ello, mamá se puso seria y se puso a cuidarme en las noches, quedándose a dormir a mi lado… ¡Pero los sucesos siguieron!
“En las noches siguientes, aunque mi madre ya dormía conmigo, empecé a oír unos ruidos extraños. Asomé un poco la cabeza, pues la tenía cubierta con las sábanas, pero no veía a nadie.
“Pasó un mes y todo volvió a la normalidad… Volví a dormir sola.
“Una noche después, me desperté y vi algo muy extraño, como un niño pequeño que estaba de pie a mi lado derecho de la cama.
“Pensé que era mi hermanito quien dormía con mis padres pero cuando aquello comenzó a moverse, pude verlo mas claramente.
“¡Era un ser de muy corta estatura, de no más de medio metro de altura!
“Nunca le vi la cara ni la mayor parte del cuerpo pues era una silueta difusa, negra, como el humo que sale de un cigarro.
“Alcancé a verle sus manos, flacas, cadavéricas, y esa cosa se acercó lentamente a la cama. El terror me inmovilizó sólo veía cómo poco a poco se me iba acercando… acercando… acercando…
“Pegué un fuerte grito y mis padres acudieron a mi cuarto. Ellos vieron la silueta que se alejaba hacia el cuarto de la abuela. Yo me había desmayado.
“Mis padres vieron un par de veces más la rara silueta por las noches y trajeron a un sacerdote para que bendijera la casa.
“No voy a decir que la silueta se fue totalmente. Todavía ahora, a mis diecisiete años, muy en vez en cuando la llego a ver, pero procuro no hacerle caso.
“Ahora comprendo que la culpa es de mi abuela, por estar jugando con los espíritus… ¿O acaso serán los demonios? Mis padres y mi hermano jamás han visto ya a la silueta negra, excepto yo.
“Ese cuarto trasero que era de la abuela, ya fue derrumbado y ahora es un lúgubre patio donde se guarda material de construcción y cascajo.
“Los vecinos nos han dicho que hasta la fecha, por las noches y de vez en cuando, ven extrañas luces, escuchan ruidos, y miran que de reojo se alcanza a distinguir una silueta que se pierde entre los escombros.
“¡Y que hasta se escucha un sollozo femenino, apagado, que se va alejando y que se disuelve en la oscuridad!”…
Mysterio- Guardian de Drarknillion
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