El Castillo del Alquimista

Viene a mi mente el recuerdo de mi infancia en Uruguay jugando con mis amigos sobre las costas a orillas del mar, corriendo y pateando el balón en el pasto. Casi a diario pasábamos por una vieja casona que muy bien se camuflaba entre el paisaje urbano. Recuerdo sentir un energía extraña, un frio inusual que recorría mi cuerpo y me ponía la piel de gallina cada vez que lo miraba fijamente al pasar delante de él. Se sabia que su dueño era un viejo señor que había fallecido hace años pero los niños mayores decían que su sombra aún se podía ver rondando los alrededores en los días de niebla.

Al crecer naturalmente sentí curiosidad por tan peculiar edificación así que investigué por mis propios medios y me topé con una palabra que nunca había oído: La Alquimia. En este mismo foro se puede leer más sobre alquimia, claro que en ese momento no lo sabía, pero para resumir esta palabra nos habla del uso de una combinación de ciencias como la física, la química y la medicina con la finalidad de trasmutar. En el plano físico hablamos de trasmutar piedras en metales preciosos, en el plano espiritual hablamos de trasmutar el alma para elevarse en el más allá. Incluso se habla mucho de la piedra filosofal que representa el elixir de la vida eterna o la clave para rejuvenecer. Si, es la misma que sale en Harry Potter, la autora J.K Rowling tomó inspiración de esas antiguas artes para sus libros, incluso del alquimista Nicolas Flamel, el supuesto primer hombre en conseguir crear la piedra filosofal y que vivió más de 400 años. Este pequeño detalle, digamos que de la "cultura pop" me pareció llamativo, pero además la alquimia tiene un lugar sumamente importante en la vida del dueño de dicho edifico antiguo de mi niñez.

El peculiar dueño de casa resulta ser un arquitecto Italiano que a mediados del siglo XIX emigró a América, su nombre era Umberto, pero luego le agregó una H al comienzo por un tema de simbología con la alquimia y el número 8, su nombre, entonces era Humberto Pittamiglio.  con su peculiar estilo llegó a tener más de 400 propiedades, la más significativa su castillo de la rambla al cual llamó "Castillo Pittamiglio", y esa obra da cuenta en su fachada exterior de su propia búsqueda interior persiguiendo una consciencia superior hacia otra realidad. Siendo discípulo de otro famoso alquimista del Rio de la Plata: Francisco Piria.

En 1911 construyó su icónico castillo directamente frente al mar que usó hasta el día de su muerte como guarida para practicar sus artes en la alquimia. El lugar estaba lleno de símbolos y trampas mortales como escaleras que no conducen a ningún lado más que a una estrepitosa caída al vacío, puertas secretas y cruces templarías escondidas en su fachada. En la cima de una de sus torres se encuentra una gárgola de oro macizo. Cada sala de este enigmático lugar es de una forma geométrica distinta. En uno de sus tantos altillos era que este alquimista realizaba sus experimentos y se cree que logró algo fascinante porque no es extraño ver una sombra deambulando justamente en ese mismo lugar tantos años después de su desaparición terrenal. Son muchos los testimonios de personas que visitan los alrededores del lugar que han denunciado ver a un extraño hombre de gabardina negra y sombrero como él vestía paseando por la rambla o parado mirando fijamente al edificio en días de tormenta o neblina.

Pittamiglio falleció en 1996 y legó el castillo al estado con la condición de que se utilizara para realizar diversas actividades culturales, cosa que hasta el día de hoy se cumple y el lugar está a manos de una logia que forma parte de la masonería. Pero lo más extraño fue su segunda condición: que el castillo le fuera devuelto al día de su regreso.