El Payaso en la Mecedora

Cuenta esta leyenda, que hace mucho tiempo una pareja festejaba su aniversario de bodas y decidieron celebrarlo fuera de casa en una agradable cena romántica. Para poder salir, tranquilos decidieron contratar a una niñera para que cuide a su pequeño hijo.

La joven niñera era una estudiante universitaria que vivía cerca de la casa de la familia y se dedicaba a cuidar niños para tener ingresos extra para pagar sus estudios. Una vez ya contratada, dio de cenar al pequeño niño y luego le leyó un cuento. Tras cenar, lo llevó a la cama y después la chica bajó a la sala a ver televisión. Parecía un trabajo rutinario más, hasta que el silencio fue perturbado extraños sonidos que ella oyó proveniente de la habitación del niño.

La chica creyendo que era el niño se había despertado, subió a ver qué hacía, pero al llegar no encontró nada distinto a como lo había dejado, aunque al voltearse se dio un buen susto al ver un enorme Payaso de tamaño real que estaba sentado sobre la mecedora del cuarto. Un juguete extraño y de mal gusto, que era demasiado tétrico para un niño, pero a cuestión de gustos no hay nada escrito, pensó,  no dijo nada y se retiró de la habitación.

Cuando la joven bajó por las escaleras, nuevamente escuchó ruidos y se sintió observada. Trató de convencerse de que sólo era su imaginación, pero al pasar un leve rato, escuchó repentinamente el sonido del teléfono que la asustó. Nada malo pasó, era solo el Padre del niño que llamaba para cerciorase de que todo estuviera en orden. Luego dijo que él y su esposa le tomarían un poco más en llegar a casa. La niñera dijo que no había problema, saber que los padres estaban por llegar la tranquilizó, pero luego pregunto si podía poner una sabana sobre el enorme payaso del cuarto de su hijo ya que le producía mucho miedo y era aterrador.

El Padre en ese momento se sorprendió y le dijo que de inmediato que salgan de la casa porque NO TENÍAN NINGÚN PAYASO ENORME como juguete. Tras esto los padres llamaron a la policía y regresaron tan pronto como pudieron a su hogar.

Cuando llegaron, encontraron una Patrulla en su casa y al entrar, sólo pudieron encontrar algo terrible y espantoso: La casa tenía rastros de sangre por todos lados y estaban sólo los cuerpos sin vida de la niñera y el niño. Del rastro del Payaso, jamás se llegó a encontrar nada.