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La Guerra de los Mundos
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La Guerra de los Mundos
Esta historia probablemente ya sea conocida por todo aquel aficionado a los misterios y datos curiosos, ya que goza de gran popularidad tanto entre internautas como en relatos de tradición oral. Pero siempre vale la pena ponerla nuevamente sobre la mesa para el debate y revivirla una vez más.
La guerra de los mundos supuso un hito en la historia de la radio, su emisión marcó un antes y un después en la forma de entender los contenidos de este medio de comunicación y demostró hasta donde era capaz de llegar su poder. Este hecho se conoce también como el día en que los marcianos cambiaron la historia de la radio.
"No hay nadie ahí? Nadie?"
Esas fueron las palabras con las cuales se ponía fin a la interpretación radiofónica ideada por un muy joven Orson Welles a partir de la novela del escritor británico H-G Wells "La guerra de los mundos". Para entonces, el pánico se había apoderado de los oyentes que seguían aterrados como se producía una invasión extraterrestre en pleno centro de Nueva Jersey.
Este hecho espectacular ocurrió el 30 de octubre de 1938, miles de americanos pensaron que el mundo había llegado a su fin cuando encendieron su transmisor de radio. Era la víspera de Halloween cuando inició la trasmisión con miles de espectadores que se conectaron al programa en el que habitualmente se retrasmitían obras de teatro. En esta ocasión Welles había previsto emitir una adaptación teatral del clásico de H.G Wells "La guerra de los mundos", aunque hizo un importante cambio: bajo su dirección, la obra estaba escrita e interpretada simulando un boletín informativo sobre la invasión a la tierra por seres de otro planeta. Con esto se buscaba dar un mayor dramatismo a la obra, seis actores interpretaron desde el estudio de radio a los más de veinte personajes que desfilaban por la novela.
Al sintonizar el programa, los oyentes se encontraron con la noticia de la caída de un gigantesco cilindro metálico en una granja de Grovers Mill, Nueva Jersey. La actuación en vivo de la orquesta habitual fue interrumpida por un boletín informativo que daba una serie de noticias preocupantes:
"Noticia de última hora. A los ocho menos veinte de esta mañana el profesor Farrell del observatorio Mount Jennings de Chicago ha reportado la observación de varias explosiones de gas incandescente en intervalos regulares en el planeta Marte".
En cuestión de minutos los espectadores se encontraban frente a la narración de la llegada de naves marcianas a la tierra y al poco tiempo un periodista se desplazaba al lugar de los hechos para describir aterrorizado la aparición de unas criaturas extrañas que fulminaban con un rayo ardiente todo a su paso. Welles sólo advirtió al principio de la transmisión que lo que se oiría a continuación serían meramente ficción, por lo que muchos de los oyentes no alcanzaron a escuchar esta advertencia o no la lograron comprender y el pánico se propagó en la población de inmediato.
Los "boletines informativos" se iban tornando cada vez más preocupantes describiendo cómo los marcianos avanzaban hacía la ciudad de Nueva York dejando a su paso un rastro de sangre y destrucción, estos seres eran imparables. La gente comenzó a huir por las calles presa del pánico, las centrales telefónicas se colapsaron dando aviso a la policía. Un gran grupo de personas se preparó para lo peor, tomaron armas y se atrincheraron en sótanos y túneles esperando la llegada de estos seres de otros planetas y del fin del mundo con toallas húmedas sobre sus rostros para protegerse del gas venenoso que estos irradiaban.
Para quienes aún seguían la transmisión en vivo, esta se tornó más y más espeluznante. Se escuchaban gritos de pánico que se intercalaban con mensajes del gobierno y el ejército en los que se pedía a la población evacuar sus hogares. Sesenta minutos fue lo que duró la paranoia y la histeria colectiva, llegando a registrarse incluso varios suicidios por el temor al fin del mundo de un manera tan horripilante. Welles y el resto de sus colaboradores ajenos al caos que reinaba en el exterior finalizaron la dramatización con el mensaje de que todo había sido meramente ficción.
"Damas y caballeros, les aseguro que La guerra de los mundos no tenía otra intención que entretenerlos en la víspera del día de Halloween. Es nuestra particular manera de salir de detrás de un arbusto y decir "BOO!"
Esta broma que se salió de control costó a Welles su despido pero al mismo tiempo atrajo la atención de la industria del cine de Hollywood, donde fue contratado e inició una exitosa carrera cinematográfica, siendo su ópera prima la aclamada película "Ciudadano Kane".
La guerra de los mundos supuso un hito en la historia de la radio, su emisión marcó un antes y un después en la forma de entender los contenidos de este medio de comunicación y demostró hasta donde era capaz de llegar su poder. Este hecho se conoce también como el día en que los marcianos cambiaron la historia de la radio.
"No hay nadie ahí? Nadie?"
Esas fueron las palabras con las cuales se ponía fin a la interpretación radiofónica ideada por un muy joven Orson Welles a partir de la novela del escritor británico H-G Wells "La guerra de los mundos". Para entonces, el pánico se había apoderado de los oyentes que seguían aterrados como se producía una invasión extraterrestre en pleno centro de Nueva Jersey.
Este hecho espectacular ocurrió el 30 de octubre de 1938, miles de americanos pensaron que el mundo había llegado a su fin cuando encendieron su transmisor de radio. Era la víspera de Halloween cuando inició la trasmisión con miles de espectadores que se conectaron al programa en el que habitualmente se retrasmitían obras de teatro. En esta ocasión Welles había previsto emitir una adaptación teatral del clásico de H.G Wells "La guerra de los mundos", aunque hizo un importante cambio: bajo su dirección, la obra estaba escrita e interpretada simulando un boletín informativo sobre la invasión a la tierra por seres de otro planeta. Con esto se buscaba dar un mayor dramatismo a la obra, seis actores interpretaron desde el estudio de radio a los más de veinte personajes que desfilaban por la novela.
Al sintonizar el programa, los oyentes se encontraron con la noticia de la caída de un gigantesco cilindro metálico en una granja de Grovers Mill, Nueva Jersey. La actuación en vivo de la orquesta habitual fue interrumpida por un boletín informativo que daba una serie de noticias preocupantes:
"Noticia de última hora. A los ocho menos veinte de esta mañana el profesor Farrell del observatorio Mount Jennings de Chicago ha reportado la observación de varias explosiones de gas incandescente en intervalos regulares en el planeta Marte".
En cuestión de minutos los espectadores se encontraban frente a la narración de la llegada de naves marcianas a la tierra y al poco tiempo un periodista se desplazaba al lugar de los hechos para describir aterrorizado la aparición de unas criaturas extrañas que fulminaban con un rayo ardiente todo a su paso. Welles sólo advirtió al principio de la transmisión que lo que se oiría a continuación serían meramente ficción, por lo que muchos de los oyentes no alcanzaron a escuchar esta advertencia o no la lograron comprender y el pánico se propagó en la población de inmediato.
Los "boletines informativos" se iban tornando cada vez más preocupantes describiendo cómo los marcianos avanzaban hacía la ciudad de Nueva York dejando a su paso un rastro de sangre y destrucción, estos seres eran imparables. La gente comenzó a huir por las calles presa del pánico, las centrales telefónicas se colapsaron dando aviso a la policía. Un gran grupo de personas se preparó para lo peor, tomaron armas y se atrincheraron en sótanos y túneles esperando la llegada de estos seres de otros planetas y del fin del mundo con toallas húmedas sobre sus rostros para protegerse del gas venenoso que estos irradiaban.
Para quienes aún seguían la transmisión en vivo, esta se tornó más y más espeluznante. Se escuchaban gritos de pánico que se intercalaban con mensajes del gobierno y el ejército en los que se pedía a la población evacuar sus hogares. Sesenta minutos fue lo que duró la paranoia y la histeria colectiva, llegando a registrarse incluso varios suicidios por el temor al fin del mundo de un manera tan horripilante. Welles y el resto de sus colaboradores ajenos al caos que reinaba en el exterior finalizaron la dramatización con el mensaje de que todo había sido meramente ficción.
"Damas y caballeros, les aseguro que La guerra de los mundos no tenía otra intención que entretenerlos en la víspera del día de Halloween. Es nuestra particular manera de salir de detrás de un arbusto y decir "BOO!"
Esta broma que se salió de control costó a Welles su despido pero al mismo tiempo atrajo la atención de la industria del cine de Hollywood, donde fue contratado e inició una exitosa carrera cinematográfica, siendo su ópera prima la aclamada película "Ciudadano Kane".
Sr Barbosa- Guardian de Drarknillion
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