¡EL ESPÍRITU DE LA MUERTA HACE MILAGROS!

por **Mysterio** Vie Abr 29, 2016 3:27 pm

LUCÍA FUE ASESINADA EN UNA CUEVA…
¡DICEN QUE SU ESPÍRITU SE APARECE AHÍ Y QUE HACE MUCHOS MILAGROS!

Lucía Arizmendi fue una hermosa chica quien antes de morir hace una década, tenía 24 años de edad. Era del poblado de San Luís Pagés, en España.
Estudiaba para abogada pero llegó el día cuando salió rumbo a la Universidad y ya no regresó a casa,
e incluso en la escuela nadie la vio, ya que no asistió a clases.
Transcurrió una semana y un granjero que pasó muy cerca del llamado Barranco de Mendoza, que es una zona de bosque que dista a cinco kilómetros del poblado, percibió un olor a descomposición.
El hedor salía de una cueva, la que en ocasiones era refugio de vagos y de drogadictos. Se acercó y venciendo el asco, entró un poco, y lo que vio a tres metros adentro de la oquedad, lo dejó estupefacto.
Alcanzó a apreciar el cuerpo desnudo de una chica, el cual estaba en estado de descomposición. De inmediato dio aviso a las autoridades.
Llegó el servicio forense y se llevó a la morgue el cuerpo. Después de varias indagaciones, se dieron cuenta de que ella había sido abusada sexualmente y asesinada a golpes.
Se trataba del cadáver de Lucía. Su cuerpo fue cremado y las cenizas entregadas a su familia.
Al término del novenario, su madre y una de sus hermanas fueron a dejar unas flores en la cueva.
Iba con ellos un hijo y su amigo de éste… Los varones se quedaron afuera mientras que las mujeres entraron a depositar las flores en el sitio donde fue hallada asesinada.
Lo que sucedió fue algo muy difícil de creer. La señora Alicia, madre de la occisa, narró lo que pasó:
“Dejamos las flores y de pronto el ambiente se llenó de un suave olor a jazmines, las cuales fueron las flores favoritas de mi hija.
“Nosotras no llevábamos jazmines, sino rosas, y de pronto la vimos… ¡Al fondo de la cueva vi a mi Lucía vestida con una túnica muy blanca, descalza, flotaba en el aire y un resplandor la rodeaba!
“Ella me sonrió y me dijo que ya no llorara, que donde estaba ahora era muy feliz, ya que no sufría y que todo era muy bonito.
“Me tocó mis manos, las cuales tenían artritis y un hormigueo me invadió… ¡La enfermedad se fue de mis manos como si nunca la hubiera tenido!
“Mi hijo y su amigo también la vieron. Pronto les contamos a todos en el poblado lo que habíamos visto en la cueva y les mostré mis 2 manos sanadas por mi propia hija difunta.
“Los que me conocían estaban perplejos, ya que mis dedos estaban torcidos y nudosos y ahora tenía manos de jovencita.
“Muchos curiosos fueron a la cueva a ver que es lo que había sucedido, pero solo apreciaron el olor a jazmines. De pronto, una señora que andaba con un bastón, pudo caminar perfectamente.
“Al cabo de los días hubieron más sanidades y así fue como nació una fe que hace que todos los días la cueva sea visitada por no pocas personas que ya empiezan a creer en ‘Santa Lucía’ o ‘La Niña de la Cuevita’ como también le han puesto”.
Así, a Lucía ya le atribuyen varios milagros. La cueva se ha convertido en una ermita y su casa en un templo.
Filas de gentes se postran ante una estatua de madera pintada que un artesano local labró con una navaja, basándose en varios retratos de ella.
El sacerdote del lugar ha advertido a los fieles que ese es un culto pagano, idolátrico, que la Iglesia no ha autorizado.
Pero los feligreses hacen caso omiso y le rezan y le piden devotamente a ‘La Niña Buena’, a la que dicen que tiene poderes curativos y realiza milagros muy difíciles.
Cada 16 de agosto, fecha en la que su madre y sus hijos la ‘vieron’, se realiza una peregrinación en la que pasean la estatua que representa a la chica por el pueblo y el camino hasta la cueva y de regreso.
Desde entonces, Lucía ya es “famosa por hacer milagros”. Su madre dijo que todo es cuestión de fe y que sólo cobra lo necesario para su subsistencia de ella.
Como podemos ver la fe sí que mueve montañas aunque en éste caso sea hacia alguien que no ha sido reconocido por la iglesia católica…