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EL ASESINO SERIAL GOYO CÁRDENAS. 'EL CRIMINAL DE TACUBA'
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EL ASESINO SERIAL GOYO CÁRDENAS. 'EL CRIMINAL DE TACUBA'
EL ASESINO SERIAL GOYO CÁRDENAS. 'EL CRIMINAL DE TACUBA'
En México Gregorio Cárdenas Hernández, mejor conocido como Goyo Cárdenas o El Criminal de Tacuba, pasó a ser un personaje reconocido de la farándula de asesinos nacionales.
A más de sesenta años de ocurridos los asesinatos llevados a cabo por él, la cantidad de materiales que se han producido en torno a los acontecimientos que tuvieron lugar en la calle de Mar del Norte, de la colonia Tacuba, han sido numerosos.
Por asesinar a Virginia Leal, Gabina González, Graciela Arias y una más de la cual desconozco el nombre, Goyo Cárdenas estuvo preso en El Palacio Negro de Lecumberri y también visitó el psiquiátrico de La Castañeda.
Durante su estancia en prisión escribió tres libros: Celda 16, Pabellón de locos y Una mente turbulenta.
Antes de morir, en 1999, don Goyo logró titularse como abogado y llegó a litigar. En 1942, año de los asesinatos, se generó un debate muy interesante en nuestro país que giraba en torno a la salud mental del homicida, su personalidad y su imputabilidad.
Alfonso Quiroz Cuarón (médico y escritor forense, criminalista y criminólogo destacado de nuestro país)8 escribió un libro titulado: Un estrangulador de mujeres, en el cual se recogieron múltiples dictámenes médicos sobre Goyo Cárdenas.
Los homicidios múltiples de Cárdenas convocaron a numerosos especialistas de diversas disciplinas del país.
En el seno de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría de México se abrió un largo debate sobre el estado de la salud mental de Cárdenas.
Como es de suponerse, el carácter criminal de Goyo Cárdenas se rastreó en sus antecedentes hereditarios.
Se advertía, por ejemplo, que el padre de Goyo “sufrió” de jaquecas hasta los 31 años y que era importante tomar en cuenta este hecho pues no era normal que alguien padeciera jaquecas hasta esa edad.
De la abuela materna se decía que tenía rasgos de personalidad explosivos del tipo temperamental. De dos de sus hermanas se afirmó que tenían padecimientos epilépticos y que la enuresis (orinarse en la cama) del criminal estuvo presente hasta los 18, unido a los denominados pavores nocturnos.
Se llegó a reportar que Goyo Cárdenas padeció de pesadillas angustiosas, cefaleas y vértigos, y que durante su vida consultó con frecuencia a numerosos médicos.
Se dijo también que padecía reacciones depresivas aunque llevaba una vida de trabajo activo y en apariencia normal.
Los asesinos en serie se han convertido en un producto de los mass media. Nadie puede negar, el día de hoy, que ya son parte de la cultura popular (Vidal, 2003).
El caso Goyo Cárdenas resulta interesante por varias razones: La primera es porque inauguró no sólo una lista interminable de debates sino, probablemente, los multihomicidios en nuestro país.
La segunda es porque puso en el centro de los debates, en México, la cuestión de la inimputabilidad penal, lugar donde convergen la medicina y el derecho, es decir, donde se emprende el “juicio de la mente”.
La tercera es porque Goyo Cárdenas se convirtió en una celebridad en la sociedad mexicana, en torno a su vida se han escrito libros, se han filmado documentales y películas y se han montado obras de teatro, por ejemplo.
La cuarta es porque logró salir libre y fue aplaudido por los priístas en la Cámara de Diputados cuando fue presentado como una persona rehabilitada.
Los diagnósticos que Alfonso Quiroz Cuarón realizó de delincuentes como Goyo Cárdenas, Ramón Mercader y Enrico Sampietro, son modelos de investigación de la policía mexicana y de criminólogos del mundo.
Ofrecemos tres historias de los principales casos que el criminólogo investigó durante varios años, y que arrojaron interesantes datos sobre el perfil de cada uno de los victimarios.
Éstos aparecen en el libro El criminólogo. Los casos más impactantes del Dr. Quiroz Cuarón, del periodista José Ramón Garmabella.
a) GREGORIO CÁRDENAS, “EL ESTRANGULADOR DE TACUBA”
Casi un año después de que Goyo Cárdenas fue capturado por la policía y reveló que había estrangulado a cuatro mujeres y las había enterrado en el jardín de su casa entre el 15 de agosto y el 2 de septiembre de 1942, el Dr. Quiroz Cuarón inició los estudios para descubrir no sólo la personalidad del asesino, sino también para saber cuál era la enfermedad que padecía, pues el abogado del criminal de 27 años, alegaba amnesia lagunar, una enfermedad mental.
A lo largo de varias entrevistas y de infinidad de estudios, el Dr. Quiroz diagnosticó que se trataba de un síndrome confusional y Goyo Cárdenas fue trasladado de Lecumberri al manicomio general de La Castañeda, de donde escapó años después y fue internado de nuevo en la penitenciaría del Distrito Federal el 22 de enero de 1948.
Entonces volvió a entrar en estudios y el Dr. Quiroz Cuarón decidió utilizar pentotal sódico para sus investigaciones.
“Tenía ante mí dos problemas de clínica médico-forense que el experimento a buen seguro me resolverían: ¿era efectivamente cierto, como Cárdenas Hernández afirmaba, que en el procesado existía amnesia lagunar respecto de los delitos cometidos, a pesar de que todas las exploraciones de su memoria habían demostrado lo contrario?
La otra incógnita era averiguar si los tics y la hiperflexia subsistirían durante el sueño profundo inducido químicamente. Esas dos interrogantes clínicas debían despejarse en el terreno del narco diagnóstico y no en el narco psicoanálisis...”.
b) JAIME RAMÓN MERCADER DEL RÍO, EL ASESINO DE TROTSKY
El mismo día que Ramón Mercader atentó contra Trotsky, el 20 de agosto de 1940, al Dr. Quiroz Cuarón le encargaron el caso: debía determinar la personalidad del hombre de origen español —aunque él decía que era belga— que utilizó un zapapico para matar al líder ruso.
La orden era delinear su personalidad, se trataba de un elemento fundamental para la instrucción, el juicio, la sentencia y la ejecución penal.
El estudio de personalidad del victimario de León Trotsky le tomó seis meses de trabajo y abarcó mil 359 páginas escritas a máquina a renglón seguido, en las que se incluían características fisiológicas, análisis de laboratorio y su psicología.
Dice el Dr. Quiroz Cuarón: “Creo que es la exploración más sistemática y completa que se haya practicado a un hombre porque, además de realizarle un examen físico exhaustivo para ver si por ese camino podíamos inferir su nacionalidad, llegamos a explorarle igualmente sus reacciones subconscientes y hasta la interpretación de sus sueños”.
A pesar de todos los estudios, concluyeron el caso sin establecer la identidad verdadera del asesino que se hacía llamar “Jacques Mornard” o “Frank Jacson”.
Debieron pasar 10 años para que el Dr. Quiroz descubriera que la nacionalidad de Mercader no era belga, sino española y que había nacido el 7 de febrero de 1913, gracias a una corazonada que lo hizo abandonar el Congreso de Criminología y Psiquiatría que se realizaba en París, para viajar a España y descubrir la verdadera identidad del criminal.
c) ALFREDO HÉCTOR DONADIEU, “EL PRÍNCIPE ENRICO SAMPIETRO”
Se trataba de una figura fascinante, se hacía llamar Enrico Sampietro, era uno de los más grandes falsificadores que alcanzó su gloria en México.
De personalidad arrebatadora, al grado que muchos dijeron que su historia la contó el actor Dustin Hoffman cuando interpretó a “Dega”, un reconocido falsificador que era compañero del protagonista de la célebre película Papillón.
El caso de ese hombre de talento indiscutible, un artista que inmortalizó el Dr. Quiroz Cuarón en un retrato que le hizo y que el criminólogo siempre colgó en su despacho, tuvo varias personalidades y representó un reto para el investigador y catedrático mexicano.
Se convirtió en una obsesión porque era un hombre sagaz que se escapó de varias cárceles, incluida la del Palacio Negro de Lecumberri.
“Se tenía, pues, no sólo el móvil de las falsificaciones, sino también el panorama completo del asunto: una organización político-religiosa denominada La Causa de la Fe, cuya cabeza principal era el sacerdote José Aurelio Jiménez, que había ocasionado la fuga de Enrico Sampietro para que les fabricara los billetes y de esa manera, acorde con su manera de pensar, causar daño al Estado.
La circulación de ese dinero falso era efectuada por hombres y mujeres que gozaban de la absoluta confianza del propio Jiménez” (cita de Quiroz).
Ocho años tardó el Dr. Quiroz en dar con Alfredo Héctor Donadieu, lo capturaron donde se escondía, en una casa del barrio de Iztapalapa, donde vivía el hombre que haría el papel de Cristo en la representación de la Pasión durante la Semana Santa.
En México Gregorio Cárdenas Hernández, mejor conocido como Goyo Cárdenas o El Criminal de Tacuba, pasó a ser un personaje reconocido de la farándula de asesinos nacionales.
A más de sesenta años de ocurridos los asesinatos llevados a cabo por él, la cantidad de materiales que se han producido en torno a los acontecimientos que tuvieron lugar en la calle de Mar del Norte, de la colonia Tacuba, han sido numerosos.
Por asesinar a Virginia Leal, Gabina González, Graciela Arias y una más de la cual desconozco el nombre, Goyo Cárdenas estuvo preso en El Palacio Negro de Lecumberri y también visitó el psiquiátrico de La Castañeda.
Durante su estancia en prisión escribió tres libros: Celda 16, Pabellón de locos y Una mente turbulenta.
Antes de morir, en 1999, don Goyo logró titularse como abogado y llegó a litigar. En 1942, año de los asesinatos, se generó un debate muy interesante en nuestro país que giraba en torno a la salud mental del homicida, su personalidad y su imputabilidad.
Alfonso Quiroz Cuarón (médico y escritor forense, criminalista y criminólogo destacado de nuestro país)8 escribió un libro titulado: Un estrangulador de mujeres, en el cual se recogieron múltiples dictámenes médicos sobre Goyo Cárdenas.
Los homicidios múltiples de Cárdenas convocaron a numerosos especialistas de diversas disciplinas del país.
En el seno de la Sociedad de Neurología y Psiquiatría de México se abrió un largo debate sobre el estado de la salud mental de Cárdenas.
Como es de suponerse, el carácter criminal de Goyo Cárdenas se rastreó en sus antecedentes hereditarios.
Se advertía, por ejemplo, que el padre de Goyo “sufrió” de jaquecas hasta los 31 años y que era importante tomar en cuenta este hecho pues no era normal que alguien padeciera jaquecas hasta esa edad.
De la abuela materna se decía que tenía rasgos de personalidad explosivos del tipo temperamental. De dos de sus hermanas se afirmó que tenían padecimientos epilépticos y que la enuresis (orinarse en la cama) del criminal estuvo presente hasta los 18, unido a los denominados pavores nocturnos.
Se llegó a reportar que Goyo Cárdenas padeció de pesadillas angustiosas, cefaleas y vértigos, y que durante su vida consultó con frecuencia a numerosos médicos.
Se dijo también que padecía reacciones depresivas aunque llevaba una vida de trabajo activo y en apariencia normal.
Los asesinos en serie se han convertido en un producto de los mass media. Nadie puede negar, el día de hoy, que ya son parte de la cultura popular (Vidal, 2003).
El caso Goyo Cárdenas resulta interesante por varias razones: La primera es porque inauguró no sólo una lista interminable de debates sino, probablemente, los multihomicidios en nuestro país.
La segunda es porque puso en el centro de los debates, en México, la cuestión de la inimputabilidad penal, lugar donde convergen la medicina y el derecho, es decir, donde se emprende el “juicio de la mente”.
La tercera es porque Goyo Cárdenas se convirtió en una celebridad en la sociedad mexicana, en torno a su vida se han escrito libros, se han filmado documentales y películas y se han montado obras de teatro, por ejemplo.
La cuarta es porque logró salir libre y fue aplaudido por los priístas en la Cámara de Diputados cuando fue presentado como una persona rehabilitada.
Los diagnósticos que Alfonso Quiroz Cuarón realizó de delincuentes como Goyo Cárdenas, Ramón Mercader y Enrico Sampietro, son modelos de investigación de la policía mexicana y de criminólogos del mundo.
Ofrecemos tres historias de los principales casos que el criminólogo investigó durante varios años, y que arrojaron interesantes datos sobre el perfil de cada uno de los victimarios.
Éstos aparecen en el libro El criminólogo. Los casos más impactantes del Dr. Quiroz Cuarón, del periodista José Ramón Garmabella.
a) GREGORIO CÁRDENAS, “EL ESTRANGULADOR DE TACUBA”
Casi un año después de que Goyo Cárdenas fue capturado por la policía y reveló que había estrangulado a cuatro mujeres y las había enterrado en el jardín de su casa entre el 15 de agosto y el 2 de septiembre de 1942, el Dr. Quiroz Cuarón inició los estudios para descubrir no sólo la personalidad del asesino, sino también para saber cuál era la enfermedad que padecía, pues el abogado del criminal de 27 años, alegaba amnesia lagunar, una enfermedad mental.
A lo largo de varias entrevistas y de infinidad de estudios, el Dr. Quiroz diagnosticó que se trataba de un síndrome confusional y Goyo Cárdenas fue trasladado de Lecumberri al manicomio general de La Castañeda, de donde escapó años después y fue internado de nuevo en la penitenciaría del Distrito Federal el 22 de enero de 1948.
Entonces volvió a entrar en estudios y el Dr. Quiroz Cuarón decidió utilizar pentotal sódico para sus investigaciones.
“Tenía ante mí dos problemas de clínica médico-forense que el experimento a buen seguro me resolverían: ¿era efectivamente cierto, como Cárdenas Hernández afirmaba, que en el procesado existía amnesia lagunar respecto de los delitos cometidos, a pesar de que todas las exploraciones de su memoria habían demostrado lo contrario?
La otra incógnita era averiguar si los tics y la hiperflexia subsistirían durante el sueño profundo inducido químicamente. Esas dos interrogantes clínicas debían despejarse en el terreno del narco diagnóstico y no en el narco psicoanálisis...”.
b) JAIME RAMÓN MERCADER DEL RÍO, EL ASESINO DE TROTSKY
El mismo día que Ramón Mercader atentó contra Trotsky, el 20 de agosto de 1940, al Dr. Quiroz Cuarón le encargaron el caso: debía determinar la personalidad del hombre de origen español —aunque él decía que era belga— que utilizó un zapapico para matar al líder ruso.
La orden era delinear su personalidad, se trataba de un elemento fundamental para la instrucción, el juicio, la sentencia y la ejecución penal.
El estudio de personalidad del victimario de León Trotsky le tomó seis meses de trabajo y abarcó mil 359 páginas escritas a máquina a renglón seguido, en las que se incluían características fisiológicas, análisis de laboratorio y su psicología.
Dice el Dr. Quiroz Cuarón: “Creo que es la exploración más sistemática y completa que se haya practicado a un hombre porque, además de realizarle un examen físico exhaustivo para ver si por ese camino podíamos inferir su nacionalidad, llegamos a explorarle igualmente sus reacciones subconscientes y hasta la interpretación de sus sueños”.
A pesar de todos los estudios, concluyeron el caso sin establecer la identidad verdadera del asesino que se hacía llamar “Jacques Mornard” o “Frank Jacson”.
Debieron pasar 10 años para que el Dr. Quiroz descubriera que la nacionalidad de Mercader no era belga, sino española y que había nacido el 7 de febrero de 1913, gracias a una corazonada que lo hizo abandonar el Congreso de Criminología y Psiquiatría que se realizaba en París, para viajar a España y descubrir la verdadera identidad del criminal.
c) ALFREDO HÉCTOR DONADIEU, “EL PRÍNCIPE ENRICO SAMPIETRO”
Se trataba de una figura fascinante, se hacía llamar Enrico Sampietro, era uno de los más grandes falsificadores que alcanzó su gloria en México.
De personalidad arrebatadora, al grado que muchos dijeron que su historia la contó el actor Dustin Hoffman cuando interpretó a “Dega”, un reconocido falsificador que era compañero del protagonista de la célebre película Papillón.
El caso de ese hombre de talento indiscutible, un artista que inmortalizó el Dr. Quiroz Cuarón en un retrato que le hizo y que el criminólogo siempre colgó en su despacho, tuvo varias personalidades y representó un reto para el investigador y catedrático mexicano.
Se convirtió en una obsesión porque era un hombre sagaz que se escapó de varias cárceles, incluida la del Palacio Negro de Lecumberri.
“Se tenía, pues, no sólo el móvil de las falsificaciones, sino también el panorama completo del asunto: una organización político-religiosa denominada La Causa de la Fe, cuya cabeza principal era el sacerdote José Aurelio Jiménez, que había ocasionado la fuga de Enrico Sampietro para que les fabricara los billetes y de esa manera, acorde con su manera de pensar, causar daño al Estado.
La circulación de ese dinero falso era efectuada por hombres y mujeres que gozaban de la absoluta confianza del propio Jiménez” (cita de Quiroz).
Ocho años tardó el Dr. Quiroz en dar con Alfredo Héctor Donadieu, lo capturaron donde se escondía, en una casa del barrio de Iztapalapa, donde vivía el hombre que haría el papel de Cristo en la representación de la Pasión durante la Semana Santa.
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