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¡LA ABUELA SE APARECIÓ CUANDO TENÍA HORAS DE HABER MUERTO!
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¡LA ABUELA SE APARECIÓ CUANDO TENÍA HORAS DE HABER MUERTO!
¡LA ABUELA SE APARECIÓ CUANDO TENÍA HORAS DE HABER MUERTO!
Me llamo Samuel Rivera, tengo 21 años de edad y vivo en un pueblo ubicado en Oaxaca. Mi hermana se llama Matilde y tiene 19 años.
Mis padres estaban en el patio trasero de la casa bañando a los tres perros que tenemos.
Dentro de la casa solo nos encontrábamos mi hermana y yo. No teníamos aparatos encendidos ni nada que rompiera el silencio de ese momento.
Estábamos en la cocina bebiendo jugo de limón y desde la ventana que da al patio trasero, podíamos ver a mis padres.
Al lado contrario de la ventana había un pasillo que llegaba a un cuarto que usábamos de sala. A los dos lados del pasillo estaban las recámaras.
Casi por un impulso, ambos nos dimos vuelta hacia el pasillo y claramente vimos a nuestra abuela Luisa, quien vestía un suéter de estambre de color negro y una falda color verde olivo.
Llevaba en una mano su monedero negro. Nos sonrió desde la puerta de la sala, que estaba abierta.
Mi hermana le dijo extrañada: ‘Abuelita, ¿Cómo entraste?’, pero ella no dijo nada, solo nos sonreía y nos miraba.
La puerta que daba a la calle estaba cerrada. Además, mi abuela vive en un pueblo a una hora, y la única manera como pudo haber venido era con mi tío, pero él estaba trabajando en el campo.
Nos dio emoción verla y volteamos a la ventana que da al patio trasero, y mi hermana les gritó a mis papás que mi abuelita había llegado a visitarnos.
Mi padre alzó su mirada. Sus ojos le brillaron y dijo en voz muy baja: ‘¡Mamá!’.
Del patio, entró a la casa mientras que mi mamá se secaba los pies con un trapo.
Mi hermana y mi papá se dirigieron al fondo del pasillo. Yo cerré la puerta para que no se nos fueran a meter los perros.
Me dirigí al pasillo y me extrañó mucho verlos buscando por las recámaras y en la sala a mi abuela, la cual ya no estaba.
Mi papá dijo: ‘Mamá... ¿Dónde te metiste?’.
Nos empezamos todos a asustar… Un escalofrío recorrió nuestros cuerpos. No pudo haber salido a la calle pues la puerta que daba al exterior tenía llave.
Yo no sabía ni qué pensar. Dije en voz alta que a lo mejor nos habíamos imaginado a la abuela, pero mi papá me dijo que no había sido mi imaginación, ya que también él la había visto.
Como nos estábamos poniendo muy nerviosos mi mamá nos dijo que a lo mejor estaba en la cocina.
Nos dirigíamos a la cocina y unos toquidos en la puerta que da a la calle nos sobresaltaron.
Mi padre fue a abrir y nos sorprendimos al ver a mi abuelo tan angustiado. De inmediato presentimos que había pasado algo malo.
Entró a la casa y se dejó caer pesadamente en un sofá. Dijo que la abuela había muerto hace como dos horas en la clínica rural de Ojo de Agua y su cuerpo estaba en el depósito de ese lugar.
Mi padre susurró: ‘¡Pero si la acabamos de ver hace…!’. Mi madre le dio un leve codazo para que callara. No tenía caso dar explicaciones.
Lloramos y una vez que estuvimos calmados, nos subimos a la troca de mi abuelo y fuimos a recoger el cadáver, lo velamos y lo enterramos.
Mi abuela había fallecido de un severo ataque al corazón.
¿Qué fue lo que vimos en realidad? ¿Acaso ella vino a despedirse de nosotros?
Me llamo Samuel Rivera, tengo 21 años de edad y vivo en un pueblo ubicado en Oaxaca. Mi hermana se llama Matilde y tiene 19 años.
Mis padres estaban en el patio trasero de la casa bañando a los tres perros que tenemos.
Dentro de la casa solo nos encontrábamos mi hermana y yo. No teníamos aparatos encendidos ni nada que rompiera el silencio de ese momento.
Estábamos en la cocina bebiendo jugo de limón y desde la ventana que da al patio trasero, podíamos ver a mis padres.
Al lado contrario de la ventana había un pasillo que llegaba a un cuarto que usábamos de sala. A los dos lados del pasillo estaban las recámaras.
Casi por un impulso, ambos nos dimos vuelta hacia el pasillo y claramente vimos a nuestra abuela Luisa, quien vestía un suéter de estambre de color negro y una falda color verde olivo.
Llevaba en una mano su monedero negro. Nos sonrió desde la puerta de la sala, que estaba abierta.
Mi hermana le dijo extrañada: ‘Abuelita, ¿Cómo entraste?’, pero ella no dijo nada, solo nos sonreía y nos miraba.
La puerta que daba a la calle estaba cerrada. Además, mi abuela vive en un pueblo a una hora, y la única manera como pudo haber venido era con mi tío, pero él estaba trabajando en el campo.
Nos dio emoción verla y volteamos a la ventana que da al patio trasero, y mi hermana les gritó a mis papás que mi abuelita había llegado a visitarnos.
Mi padre alzó su mirada. Sus ojos le brillaron y dijo en voz muy baja: ‘¡Mamá!’.
Del patio, entró a la casa mientras que mi mamá se secaba los pies con un trapo.
Mi hermana y mi papá se dirigieron al fondo del pasillo. Yo cerré la puerta para que no se nos fueran a meter los perros.
Me dirigí al pasillo y me extrañó mucho verlos buscando por las recámaras y en la sala a mi abuela, la cual ya no estaba.
Mi papá dijo: ‘Mamá... ¿Dónde te metiste?’.
Nos empezamos todos a asustar… Un escalofrío recorrió nuestros cuerpos. No pudo haber salido a la calle pues la puerta que daba al exterior tenía llave.
Yo no sabía ni qué pensar. Dije en voz alta que a lo mejor nos habíamos imaginado a la abuela, pero mi papá me dijo que no había sido mi imaginación, ya que también él la había visto.
Como nos estábamos poniendo muy nerviosos mi mamá nos dijo que a lo mejor estaba en la cocina.
Nos dirigíamos a la cocina y unos toquidos en la puerta que da a la calle nos sobresaltaron.
Mi padre fue a abrir y nos sorprendimos al ver a mi abuelo tan angustiado. De inmediato presentimos que había pasado algo malo.
Entró a la casa y se dejó caer pesadamente en un sofá. Dijo que la abuela había muerto hace como dos horas en la clínica rural de Ojo de Agua y su cuerpo estaba en el depósito de ese lugar.
Mi padre susurró: ‘¡Pero si la acabamos de ver hace…!’. Mi madre le dio un leve codazo para que callara. No tenía caso dar explicaciones.
Lloramos y una vez que estuvimos calmados, nos subimos a la troca de mi abuelo y fuimos a recoger el cadáver, lo velamos y lo enterramos.
Mi abuela había fallecido de un severo ataque al corazón.
¿Qué fue lo que vimos en realidad? ¿Acaso ella vino a despedirse de nosotros?
Mysterio- Guardian de Drarknillion
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